En el Instituto de Biomedicina del Hospital Vargas, en Caracas, las recepcionistas sortean, impacientes, a un enjambre de venezolanos a los que les queda poco más que una esperanza.
Preguntan por un novel estudio clínico sobre una autovacuna contra ciertos tipos de cáncer que promete abrir nuevos caminos en la lucha contra la enfermedad.
Las personas que participan en el estudio reciben hasta tres dosis, a intervalos de seis semanas, de un compuesto preparado con una porción de su propio tumor, mezclado con BCG – utilizado en la lucha contra la tuberculosis — y una solución conocida como formalina.
En los últimos tres años, un reducido grupo, en su mayoría mujeres con cáncer de seno, pero también casos aislados de cólon, estómago y cerebro, han recibido el tratamiento experimental, con resultados que el instituto califica de "alentadores".
El estudio, del que los pacientes se benefician en forma totalmente gratuita, cuenta con el aval del reconocido médico venezolano Jacinto Convit. El científico, una vez nominado al premio Nobel de Medicina, ha trasladado su experiencia en el uso del BCG en el tratamiento de la lepra –para la que descubrió la vacuna- y la leishmaniasis al terreno del cáncer.
Lo que posiblemente no esperaban Convit y su equipo es que la publicación de la noticia iba a convertirse en un acontecimiento por el cual cientos de personas provenientes de todos los rincones del país irían a tocar sus puertas.
El hospital ha hecho un esfuerzo importante por atenderlos a todos. La comunicación por teléfono se ha vuelto muy complicada y los correos electrónicos están saturados. Así que una charla en vivo y directo es la opción para quienes pueden hacer el viaje, como las decenas de personas que la mañana de este jueves, tomaban asiento en el auditorio del Instituto.
C.I 18991811
EES
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